jueves, 27 de agosto de 2009

Un amigo me contó.....

En el vacaciones para Dios de este año pasó algo interesante....
Desde el año pasado me hice amigo del pastor de la iglesia gringa, un joven demasiado amable y que le gusta desnudarse en cualquier lugar donde haya agua. (mar, ríos, piscinas, duchas) claramente si no hay mujeres.
En fin, me contó esta anécdota tan diferente que le ocurrió en Manuel Antonio, y se las quiero contar. Lo voy a hacer en primera persona como si yo fuera el mismo hablando.
Venía de comprar unas cosas en el supermercado para la merienda de hoy, en el camino al hotel me encontré a otro gringo, así que decidimos hablar ya que el camino era un poco largo, iba vestido casi igual que yo, era tal vez un poco más joven.
Mientras nos conocíamos empezamos a hablar de nuestros intereses como música y hobbies, también sobre nuestras relaciones con familiares y amigos y parecía que coincidíamos en todo.
Hablando y hablando me pregunto:´¿ty, vos que hacer para vivir?
yo le conté que yo trabajaba como pastor de jóvenes en una iglesia en USA y estábamos en un viaje misionero.
Sorprendido me dijo que no me creía por cosas como mi aspecto y mis intereses, que lucía como cualquier joven normal que se fue a viajar un poco por el mundo. Luego de decirme esto me expresó que el no creía en nada, que se había pasado la vida viajando y que el nunca creyó nada.
Me volví y le dije, bueno yo me he pasado mi vida dándosela a Dios, ofreciéndole mis talentos, y yo se para que estoy vivo, y la razón por la que estoy vivo es por EL.
Se volvió muy pensativo, y luego de buscar bien palabras para decirlo abrió la boca y dijo esto: Yo nunca he creído nada, pero en toda mi vida luego de haber hecho muchas cosas aún no se algo.... aún no se para que vivo ni que hago aquí.
justo cuando me dijo eso llegamos al hotel, así que apretó mi mano, y no nos volvimos a ver ....

jueves, 13 de agosto de 2009

Eclesiastes, Una de las partes más interesantes de la biblia, por sus contradicciones y sus ideas existencialistas

Eclesiastés 1
Eclesiastés
Discurso inicial 1 Éstas son las palabras del Maestro,[a] hijo de David, rey en Jerusalén.
2 Lo más absurdo de lo absurdo, —dice el Maestro—, lo más absurdo de lo absurdo, ¡todo es un absurdo! 3 ¿Qué provecho saca el hombre de tanto afanarse en esta vida? 4 Generación va, generación viene, mas la tierra siempre es la misma. 5 Sale el sol, se pone el sol, y afanoso vuelve a su punto de origen para de allí volver a salir. 6 Dirigiéndose al sur, o girando hacia el norte, sin cesar va girando el viento para de nuevo volver a girar. 7 Todos los ríos van a dar al mar, pero el mar jamás se sacia. A su punto de origen vuelven los ríos, para de allí volver a fluir. 8 Todas las cosas hastían más de lo que es posible expresar. Ni se sacian los ojos de ver, ni se hartan los oídos de oír. 9 Lo que ya ha acontecido volverá a acontecer; lo que ya se ha hecho se volverá a hacer ¡y no hay nada nuevo bajo el sol! 10 Hay quien llega a decir: «¡Mira que esto sí es una novedad!» Pero eso ya existía desde siempre, entre aquellos que nos precedieron. 11 Nadie se acuerda de los hombres[b] primeros, como nadie se acordará de los últimos. ¡No habrá memoria de ellos entre los que habrán de sucedernos!
Primeras conclusiones 12 Yo, el Maestro, reiné en Jerusalén sobre Israel.13 Y me dediqué de lleno a explorar e investigar con sabiduría todo cuanto se hace bajo el cielo. ¡Penosa tarea ha impuesto Dios al *género humano para abrumarlo con ella!14 Y he observado todo cuanto se hace en esta vida, y todo ello es absurdo, ¡es correr tras el viento!
15 Ni se puede enderezar lo torcido, ni se puede contar lo que falta. 16 Me puse a reflexionar: «Aquí me tienen, engrandecido y con más sabiduría que todos mis antecesores en Jerusalén, y habiendo experimentado abundante sabiduría y conocimiento.17 Me he dedicado de lleno a la comprensión de la sabiduría, y hasta conozco la *necedad y la insensatez. ¡Pero aun esto es querer alcanzar el viento!18 Francamente, »mientras más sabiduría, más problemas; mientras más se sabe, más se sufre.»
Eclesiastés 2 1 Me dije entonces: «Vamos, pues, haré la prueba con los placeres y me daré la gran vida.» ¡Pero aun esto resultó un absurdo!2 A la risa la considero una locura; en cuanto a los placeres, ¿para qué sirven? 3 Quise luego hacer la prueba de entregarme al vino —si bien mi *mente estaba bajo el control de la sabiduría—, y de aferrarme a la *necedad, hasta ver qué de bueno le encuentra el hombre a lo que hace bajo el cielo durante los contados días de su vida. 4 Realicé grandes obras: me construí casas, me planté viñedos,5 cultivé mis propios huertos y jardines, y en ellos planté toda clase de árboles frutales.6 También me construí aljibes para irrigar los muchos árboles que allí crecían.7 Me hice de esclavos y esclavas; y tuve criados, y mucho más ganado vacuno y lanar que todos los que me precedieron en Jerusalén.8 Amontoné oro y plata, y tesoros que fueron de reyes y provincias. Me hice de cantores y cantoras, y disfruté de los deleites de los hombres: ¡formé mi propio harén![a] 9 Me engrandecí en gran manera, más que todos los que me precedieron en Jerusalén; además, la sabiduría permanecía conmigo.10 No le negué a mis ojos ningún deseo, ni a mi *corazón privé de placer alguno, sino que disfrutó de todos mis afanes. ¡Sólo eso saqué de tanto afanarme! 11 Consideré luego todas mis obras y el trabajo que me había costado realizarlas, y vi que todo era absurdo, un correr tras el viento, y que ningún provecho se saca en esta vida.
Todos paran en lo mismo 12 Consideré entonces la sabiduría, la *necedad y la insensatez —¿qué más puede hacer el sucesor del rey, aparte de lo ya hecho?—,13 y pude observar que hay más provecho en la sabiduría que en la insensatez, así como hay más provecho en la luz que en las tinieblas.
14 El sabio tiene los ojos bien puestos, pero el necio anda a oscuras.
Pero también me di cuenta de que un mismo final les espera a todos.15 Me dije entonces: «Si al fin voy a acabar igual que el necio, ¿de qué me sirve ser tan sabio?» Y concluí que también esto es absurdo,16 pues nadie se acuerda jamás del sabio ni del necio; con el paso del tiempo todo cae en el olvido, y lo mismo mueren los sabios que los necios. 17 Aborrecí entonces la vida, pues todo cuanto se hace en ella me resultaba repugnante. Realmente, todo es absurdo; ¡es correr tras el viento! 18 Aborrecí también el haberme afanado tanto en esta vida, pues el fruto de tanto afán tendría que dejárselo a mi sucesor,19 y ¿quién sabe si éste sería sabio o necio? Sin embargo, se adueñaría de lo que con tantos afanes y sabiduría logré hacer en esta vida. ¡Y también esto es absurdo! 20 Volví a sentirme descorazonado de haberme afanado tanto en esta vida,21 pues hay quienes ponen a trabajar su sabiduría y sus conocimientos y experiencia, para luego entregarle todos sus bienes a quien jamás movió un dedo. ¡Y también esto es absurdo, y un mal enorme!22 Pues, ¿qué gana el *hombre con todos sus esfuerzos y con tanto preocuparse y afanarse bajo el sol?23 Todos sus días están plagados de sufrimientos y tareas frustrantes, y ni siquiera de noche descansa su *mente. ¡Y también esto es absurdo! 24 Nada hay mejor para el hombre que comer y beber, y llegar a disfrutar de sus afanes. He visto que también esto proviene de Dios,25 porque ¿quién puede comer y alegrarse, si no es por Dios?[b]26 En realidad, Dios da sabiduría, conocimientos y alegría a quien es de su agrado; en cambio, al pecador le impone la tarea de acumular más y más, para luego dárselo todo a quien es de su agrado. Y también esto es absurdo; ¡es correr tras el viento!